Antes de que las luces verdes se enciendan y los motores rujan por las pistas, un ritual diferente comenzaba a formarse entre los boxes de carreras, silenciosamente, durante los años setenta. No era exactamente lo que cabría esperar en un mundo cargado de adrenalina como el de la Fórmula 1. Pero, oculto entre bastidores, lejos de las cámaras refulgentes, algo increíble y sigiloso estaba ocurriendo. Y todo comenzó con un hombre apodado Pasticcino.
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Su verdadero nombre es Luigi Montanini: un pastelero con raíces en las cocinas de Módena que se encontró a sí mismo cocinando en el ambiente de la Fórmula 1, casi por casualidad. Con dos fogones, un puñado de ollas y una caja de pasta Barilla, creó algo que iba más allá de lo culinario. Creó momentos de calma, calidez y unión. En un mundo definido por la rivalidad, él trajo el sabor de la familia.
Esta historia real es el corazón de la nueva campaña global de Barilla, Tastes Like Family. No se trata solo de una mirada al pasado, sino de un recordatorio de que algunas cosas, como un plato de pasta compartido, trascienden el tiempo, el idioma e incluso el deporte.
«En Barilla, siempre hemos creído que la pasta es mucho más que una comida: es una manera de sentirnos cerca, dondequiera que uno se encuentre.«, comentó Ilaria Lodigiani, directora de Categoría y Comercialización de Barilla. «Elegimos abrir nuestra nueva campaña con la historia de Pasticcino no solo porque es una anécdota entrañable, sino porque es una parte auténtica de la esencia italiana. Una historia que muestra cómo la comida, incluso en un lugar tan inesperado como la zona de boxes de la Fórmula 1, puede convertir a desconocidos en familiares. Refleja algo profundamente arraigado en nuestra cultura y en el propósito que Barilla tiene desde hace casi 150 años«.
En aquellos primeros días de la Fórmula 1 no existían tradiciones de hospitalidad. Solo asfalto, tensión y, de vez en cuando, un bocadillo frío. Hasta que Pasticcino comenzó a servir platos de pasta sobre capós de coches y mesas plegables, convidando tanto a mecánicos como a pilotos legendarios. Su cocina era improvisada, sus ingredientes sencillos, pero la atmósfera familiar era inconfundible.
Mecánicos, ingenieros, incluso pilotos: todos acudían. No solo por la comida, sino por la experiencia. Entre carrera y carrera, se sentaban, hablaban y se reían. Durante unos minutos, la competición se desvanecía. Lo que quedaba era algo profundamente humano: la cercanía.
«La Fórmula 1 siempre ha sido un mundo de rivalidad y competencia«, dijo Paolo Barilla, vicepresidente de Barilla Group y expiloto de Fórmula 1. «Pero más allá de eso, hay espacio para la amistad. Pilotos, mecánicos, ingenieros: todos se sentaban y compartían una comida. Era la pasta la que creaba esos momentos de conexión. Un simple plato de pasta hacía que la gente se sintiera en casa, incluso encontrándose uno muy lejos«.
Arrojado al mundo del Grand Prix en 1979, sin hablar una palabra de inglés o español, Pasticcino improvisaba. Cocinaba para cualquiera con buen apetito y necesidad de compañía. Usaba lo que tenía y servía donde podía. Algunas veces se almorzaba sobre el capot de un automóvil, otras en sillas plegables, pero eso, la verdad, no importaba. Gracias a la receta italiana se compartía ese sentimiento de familia: unos pocos ingredientes sencillos, cocinados con cuidado y compartidos sin rodeos. Su historia es más que una anécdota entrañable: es un capítulo poco conocido de la historia cultural italiana, donde dos iconos nacionales —la pasta y la Fórmula 1— se cruzan de la forma más humana.
«Venían a comer conmigo y se ponían cómodos, como si llegaran a la casa de su madre. Durante un rato, la pista, la rivalidad, la competencia… todo desaparecía. Y lo único importante era un plato de pasta y compartir un buen momento de risas«, recuerda Pasticcino.
Puede que fueran espontáneas, pero aquellas comidas reunían a la gente de una manera especial. Eran momentos de auténtica conexión. Y hoy, esas comidas sencillas se convierten en el sustento emocional de Tastes Like Family, la nueva campaña de Barilla que celebra la riqueza de los rituales cotidianos y el poder atemporal de sentarnos juntos a la mesa.
Como empresa familiar nacida en Parma y dirigida por generaciones de hermanos, Barilla siempre ha creído que la pasta es una promesa de cuidado que se transmite de mano en mano, de generación en generación. Tastes Like Family es un recordatorio de que lo que nos acerca suele ser lo más sencillo: compartir la misma mesa. Porque la historia de Pasticcino no es solo una parte de la historia de Italia. También forma parte de la historia de Barilla: una historia hecha de personas reales, comidas compartidas y la creencia de que la pasta puede unirnos, dondequiera que estemos.
Para obtener más información, visite: https://www.barilla.com/global/campaign/tastes-like-family
El comunicado en el idioma original es la versión oficial y autorizada del mismo. Esta traducción es solamente un medio de ayuda y deberá ser comparada con el texto en idioma original, que es la única versión del texto que tendrá validez legal.
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Un homenaje a las comidas compartidas, la cultura Italiana y el sabor familiar de la pasta – Business Wire